
Con las tareas domésticas se fuerzan los músculos y los tendones y se adoptan posturas y torsiones poco naturales. Las tareas domésticas pueden provocar trastornos y dolores que no deben infravalorarse, si se quieren evitar consecuencias más graves.
Durante el embarazo y el puerperio, la mujer se halla todavía más predispuesta a sufrir algunas de estas patologías, porque se encuentra más débil y se ve sometida a "nuevos" esfuerzos, como por ejemplo, el de cuidar al niño.
Resumiendo, también el oficio de ama de casa comporta riesgos "profesionales".
Consejos para evitar lesiones y molestias:
• No infravalores los pequeños traumas o dolores cuando aparecen.
• No levantes pesos de manera brusca.
• Al efectuar los trabajos más sencillos (quitar el polvo, limpiar los cristales o el suelo), no emplees siempre la misma mano.
• Coloca los objetos de la casa de manera que no te obliguen a realizar movimientos poco naturales o perjudiciales.
• Para alcanzar los objetos situados en lugares altos, procura estirarte distendiendo los músculos; por el contrario, agáchate para coger los que se encuentran en lugares bajos.
• Elige los utensilios apropiados. Por ejemplo, para limpiar los cristales, es mejor utilizar una esponja con mango que una escalera y un trapo.
Asimismo, es mejor recurrir a un recogedor con mango para no tener que agacharse inútilmente.
• Cambia de postura con frecuencia, y descansa entre un trabajo y otro.
• Si el contacto con el agua y los detergentes te producen irritación, emplea guantes protectores de vinilo.
• Sécate bien las manos, incluso entre los dedos y por debajo de los anillos. La humedad favorece la proliferación de hongos, como la "Candida albicans".
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